Siempre que viajo a Bogotá voy hasta el barrio La Esmeralda a comprarle aguacates a doña Cecilia, la misma que me contó que ama a su mamá a pesar de que la dejó recién nacida donde una comadre en Moniquirá y fue la misma que yo encontré fallecida justo cuando Cecilia cumplía sus 56 años de edad.
– Cecilita véndame unos aguacates y cuénteme, ¿muy
preparada para el plebiscito?
– Llévese sus aguacates que es lo único de lo que le
puedo hablar, yo no se nada de sus políticas…
– En serio Cecilita, ¿Usted no sabe qué es el plebiscito?
– …pués es una elección para hacer dos bandos. Los del SI y los del NO. Y “enantes y endespues” de contar los votos se dedican a odiarse los unos a los otros. Es como lo mismo que se inventaron en tiempos de los abuelos con lo de liberales y conservadores. ¿Dígame cuántos muertos deja esos inventos?
Debo confesarlo, han sido los aguacates más amargos que le he comprado a doña Cecilia…
Autor: Alejandro Muñoz Garzon